XIMENA MANDIOLA
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EXPOSICION "CAMPOS CIFRADOS"
GALERIA PATRICIA READY. SANTIAGO - CHILE 2011
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Journal of Numbers
Por Luis Cisternas, PhD
Profesor Titular, Universidad de Antofagasta
Investigador en Modelación y Optimización de Procesos
Antofagasta, Noviembre 2010

Existen números mágicos que la naturaleza nos regala, son números extraordinarios que iluminan  nuestro comportamiento, el de la naturaleza y el universo. La velocidad de la luz (299.792.458 metros sobre segundos), el número π (≈3,1415926535897932), la constante de gravitación (≈6,67428×10-11 metros cúbicos sobre kilogramo por segundo cuadrado), la proporción áurea (f≈1,6180339887498948) son ejemplos de ellos. Los números son un objeto matemático usado para contar y medir, están presentes en nuestras vidas en una serie de información, indicándonos por ejemplo fechas de celebración como cumpleaños y aniversarios,  o para medir desempeños como calificaciones o índices económicos. Junto a otros símbolos, ha permitido el desarrollo de las matemáticas contribuyendo a comprender mejor el mundo en que vivimos. Pero estos números también están presentes en muchas expresiones artísticas; en la relación perfecta de un Haiku - tres versos de cinco, siete, cinco sílabas respectivamente; en la historia lírica de Kate Bush de un hombre que ama el número π;  o simplemente en la metáfora de la “Soledad de los Números Primos” de Paolo Giordano.

Conocí el trabajo de Ximena Mandiola cuando presentó su exposición “Ecuaciones” en el Museo de Bellas Artes,  y me sorprendió gratamente el mágico poder que le daba a los números, por cierto, algo muy distinto a mi fría relación diaria con ellos. Para personas como yo, que usamos los números en nuestro trabajo para modelar y representar la realidad, las ecuaciones son expresiones que expresan igualdad en ambos lados del signo igual. De hecho la palabra ecuación - así como  las palabras equilibrio, equivalente, adecuado, ecuador- viene de la palabra latina aequare que significa igualar. Que mejor nombre para representar obras que “a partir de un código que ella inventa, variable en cada obra, incluso variando sus tamaños; ampliando o disminuyendo la densidad del poblamiento numérico”  nos regalan ecuaciones de cromatismo, tamaños y velocidad. Luego, Ximena nos invitó a compartir su obra, permitiéndonos engalanar nuestro laboratorio de modelación y optimización con imágenes visuales que motivan, a  quienes trabajamos en este espacio – profesores, investigadores, estudiantes – a mirar y pensar nuestros desafíos con nuevas perspectivas e imaginación.

Ximena, al solicitarme que presente su obra, corre el riesgo de la presentación de un indocto en la materia, pero no extraña en lo absoluto. Ella ya ha tomado riesgos en utilizar los numerales, símbolos aparentemente alejados de la creación artística, para darles vida en su laboratorio –taller y  expresar su mundo interior  en “Campos Cifrados”, funciones de su cum-scire adecuadamente explotados para transformar y relacionar el aparente mundo frío de las matemáticas en una dimensión distinta, llena de sentimientos, ideas y nuevas formas de ver el mundo.




La paciencia del tiempo en la pintura de Ximena Mandiola.
Por Carlos Navarrete

Tiempo y entereza parecieran ser los vocablos elegidos por la artista Ximena Mandiola para armar esta serie de obras en pequeño formato, las que en su conjunto nos revelan la identidad de los números arábicos. Más no desde la perspectiva del sabio matemático, sino más bien, desde el pensamiento intuitivo de la imagen pintada, o como en algunos casos podemos observar, de la hechura bordada. Tal proceder de la artista provoca en la mirada del espectador un cierto asombro, al comprobar como algunas de estas piezas no conforme con el habitar en el lienzo invaden el marco que las protege.  “Con Tiempo“, es una obra que ejemplifica lo que sostengo debido a que en ella las cifras construyen en el espacio pictórico un verdadero territorio de números, donde los representados en variedad de grises logran flotar sobre ese mar de cifras blancas, las que finalmente optan por desbordarse a la moldura que las contiene. Este modo de comprender la pintura recuerda algunas realizaciones del ruso V. Kandisnky, quien a comienzos del siglo XX trató insistentemente de estudiar el valor del marco en relación a la composición y tema pictórico, estudios que abrieron lo que hoy conocemos como la Aventura de la Abstracción.

He hablado del tiempo como un elemento detonador en su pintura, cuando lo invoco inmediatamente pienso en la obra  “El Número Uno“, lienzo que indistintamente alude al 1 como primer dígito de la secuencia matemática, pero también a esa necesidad tan humana de ser primeros en todo. De hecho, la artista lo ha pintado en amarillo intenso, para sentar dominio visual ante los otros montos que le asedian y en cierto sentido para hacernos patente esa dimensión oriental del uno en ese cromatismo que simboliza el poder para los nipones y que bien me aventura a dar otro nombre para  esta tela, Ichi Ban.

Si en el trabajo anterior el uno se convierte en el protagonista del todo visual, en la obra “Tiempo verdadero” ellos han sido depositados tanto como materia pictórica y forma bordada, tal vez para hacernos meditar en las distintas aproximaciones que la matemática tiene en nuestro cotidiano inmediato, pero además para conferirle a estas creaciones la paciencia femenina en alusión a Penélope y el tejido eterno que ella elaboraba, mientras esperaba a Ulises. De hecho, varias de las pinturas que hoy se dan cita en galería Patricia Ready, nos hablan del mar y los continentes, de los viajes y esas largas esperas a las que a veces sometemos nuestros afectos en espera de una recompensa. Ello está dado por el trabajo con las sumas como si fuesen verdaderos constructores de océanos y continentes al interior del lienzo, siendo algunos de estos, sólidas formas los que enfrentados a otros de menor tamaño pero mayor transparencia, convierten a la realización en un verdadero mapa del tiempo.

En ese orden de pensamiento, las cifras comparecen en el espacio pintado como el testimonio de un paciente trabajo por marcar el transcurso del tiempo, el paso de los días y dejar rastro de nuestra existencia. Convirtiendo a cada una de estas obras en fieles retratos de un lapso invertido, ya franqueado. Por tanto, ya vivido. 

Todo lo anterior propone ante nuestra mirada la búsqueda de un equilibrio entre la imagen pintada y el marco que la contiene. En el sentido de establecer una dualidad entre la superficie cromática y la moldura que la sostiene, metáfora última de la pintura como un territorio a conquistar y del marco como un signo identitario de esa conquista.

De ahí entonces, me seduce la idea de imaginar a esta serie de telas como una galería de retratos en torno al color y la forma, utilizando el número como rostro de ellos, y al tiempo como la huella que deja la artista de un constante ir y venir en pos de mantener esa armonía.

   
   
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